Criar a un niño puede ser una tarea difícil, pero criar a un niño que padece de problemas conductuales y emocionales graves (lo cual incluye agresión, berrinches intensos, desobediencia extrema, hiperactividad, ansiedad por separación y autolesión) puede ser agobiante, en especial para las familias afectadas por la pobreza. La identificación y el tratamiento temprano de estos problemas dificiles permiten evitar que surjan problemas más graves y mejoran la calidad de vida de las familias. La Clínica del Comportamiento ofrece estrategias de tratamiento comprobadas para ayudar a los padres a mejorar la salud mental de sus hijos pequeños.
La necesidad de la Clínica del Comportamiento se esclareció rápidamente a través de la asociación entre Marquette University y el Centro Penfield de Niños (Penfield Children's Center). El 95 % de las familias que buscan ayuda en el Penfield viven en la pobreza o por debajo del nivel de pobreza, y tres cuartas partes de los casos son madres solteras, muchas de las cuales ni siquiera tienen estudios secundarios completos. Casi el 80 % de los niños que acuden al Penfield han recibido diagnósticos de discapacidad del desarrollo, y aproximadamente el 70 % de los que se atienden en la Clínica del Comportamiento también cumplen con los criterios de un diagnóstico psiquiátrico.
Cuando se fundó la Clínica del Comportamiento en 2003, el objetivo original era llevar a cabo un proyecto piloto de un año para recopilar información acerca de su necesidad, viabilidad y éxito. Durante el primer año, la clínica ayudó a 23 familias: lo suficiente como para justificar otro año de actividad. En el segundo año, la clínica ayudó a 58 familias, y hubo más de 350 visitas clínicas a domicilio.
En la actualidad, la clínica ayuda a cientos de niños cada año, lo cual incluye literalmente miles de sesiones de tratamiento a domicilio.